Hablar y caminar son dos grandes logros que el niño consigue a los 2 años. Ya puede comunicar sus ideas, aunque sea de manera sencilla y desplazarse al lugar que desee. Generalmente ya son más independientes, puedes llevarlos a cualquier lugar, pues su atención dura un poco más. Hasta que de repente le das una orden y te mira mientras te dice que no.
Entonces recuerdas que últimamente, hace poco o “desde que cumplió 2 años”, utiliza el no con mayor frecuencia, o te reta con la mirada, como desafiante a pesar de que es tan pequeñito. No quiere guardar las cosas, grita y las avienta si se molesta, o andan medio malhumorados por ratos ¿Te parece familiar esta situación?.
Si bien es cierto que los niños deben aprender sobre límites, las conductas que ellos manifiestan pueden deberse a algo especial ¿ha ocurrido algún cambio en la vida familiar? ¿Hubo una separación o mudanza? ¿El niño va a la guardería o jardín? Algo que siempre le decimos a los papás, mamás y abuelitas es que los niños expresan con su conducta, gestos, acciones las cosas que no pueden decir. Aunque sepan hablar bien, ningún niño va a expresar sus sentimientos diciéndolos, sino reaccionando. Si algo le da miedo, o le provoca fastidio o incomodidad, va a reaccionar de manera violenta. Si mamá o papá prohíben algo, se va a tirar al piso o a botar las cosas, a hacer los famosos berrinches.
A los 2 años, los niños están midiendo su autonomía, están midiendo a los padres también, es como un juego. Desean saber cuál es el punto en el que puedes perder los papeles y ellos lograr lo que desean.
La pregunta es ¿qué hacer ante esto? Te recomendamos lo siguiente:
Evita perder la calma. Un golpe o un grito no solucionan nada, empeoran la situación.
Recuerda que la decisión que tomes no debe ser modificada. Si estás vacilando ante cualquier promesa, o castigo, le enseñarás a que desconfíe de ti.
No prometas lo que no puedes cumplir. Promesas de tipo “te compro la muñeca, el carrito o el robot”, pueden funcionar al comienzo, pero si no lo haces, no te hará caso.
Con lo mencionado anteriormente, evita hacer canjes con tu niño (“pórtate bien y te compro…”, pueden hacer que tu niño te condicione todo con respecto a él)
Tu hijo es un niño pequeño, ya no es un bebé. Te entiende así que deberás explicarle de manera concisa y fácil por qué de tus decisiones (porque te puedes caer, porque hace frío, porque primero se come la comida, etc)
Siempre lee las señales que te da tu niño. Un cambio en su conducta puede ser por algún tema especial. Recuerda que te necesita mucho.
Si un adulto en casa da una orden, disciplina, los demás deben respetarla. Evitar desautorizarse entre los adultos, el niño sabrá a quién convencer, o sabrá a quién no hacer caso.
Fuente: cosasdelainfancia