Alguno de nuestros padres pensaban que cargar a nuestros niños es “malcriarlos”, pero lo real es que según los estudios realizados por psicólogos y especialistas, al cargar a un niño y establecer contacto íntimo con él en sus primeras etapas, estamos formando un niño emocionalmente sano.
Se sabe de la importancia del contacto corporal ya que esto favorecerá el vínculo entre los padres y el bebé, definitivamente cuando sentimos el abrazo o el contacto afectivo con otra persona, nos sentimos realmente bien, especialmente cuando esta persona es cercana y muy querida por nosotros. En el caso de los bebés, esto se presenta pero con mayor intensidad, puesto que se encuentran en pleno desarrollo, están adquiriendo nuevas experiencias que serán la base para sus futuros aprendizajes y para la formación de su personalidad, entonces ¿qué necesitamos para que nuestros hijos crezcan felices y sanos emocionalmente? Principalmente que reciban todo el afecto, el amor y los cuidados que necesita y esto se demuestra con hechos, brindándole caricias, palabras de amor, diciéndole constantemente cuánto lo queremos, abrazándolo y también cargándolo.
¿Cuál es el beneficio de cargar a nuestro bebé?
Al cargar al bebé, estamos favoreciendo su desarrollo neuronal, ya que este contacto íntimo permitirá que el bebé descubra diferentes sensaciones, favoreciendo su desarrollo táctil.
Cargar al bebé y establecer el contacto piel a piel, permite fortalecer el vínculo entre el pequeño y su progenitor, pues necesitará apoyarse en alguien y establecer el apego que necesita. A través de la madre o la cuidadora el niño conoce el mundo, de la manera cómo percibe primero a ésta, percibirá su entorno.
Cuando el niño llora, se siente desprotegido, está pidiendo satisfacer alguna necesidad, puede sentir hambre, frio, estar estresado o simplemente quiere sentir el calor y la tranquilidad que le brindan los padres, cargarlo y brindarle cariño es básico para transmitirle toda la seguridad y el afecto que necesita, se sentirá querido y fortalecerá su autoestima.
Al estar el bebé en los brazos de la madre, éste escucha, siente de muy cerca los latidos del corazón de su madre y “recuerda” cuando estuvo en el vientre materno y se siente más tranquilo, por esta razón es que cuando nos sentimos ansiosos, de manera inconsciente, movemos alguna parte de nuestro cuerpo al ritmo de los latidos cardiacos, es la manera de canalizar nuestra ansiedad.
Favorece el desarrollo del equilibrio y el sistema vestibular al mantener al niño suspendido en el aire en los brazos de la madre y a través del balanceo. En estimulación temprana, esto es muy importante, puesto que para que el niño sea capaz de sentarse y caminar es necesario que sea capaz de mantenerse en equilibrio.
Algunas aclaraciones y recomendaciones:
Cargar al bebé es importante para su desarrollo emocional, especialmente en el primer año de vida, no es malcriarlo o engreírlo, pues en esta etapa, el bebé necesita sentir la seguridad y el calor de los padres.
Como padres percibimos las señales de nuestro bebé, sentimos cuándo necesita afecto, cuando se siente incómodo, temeroso o angustiado, es allí cuando necesita todo nuestro apoyo, lo cual no debe confundirse, pues pasada esta etapa, luego del primer año, ya no será tan necesario que esté en los brazos de los padres, el niño ahora necesitará independizarse y poco a poco separarse de la madre pues tendrá mayor movimiento, comenzará a explorar los objetos e investigar lo que hay a su alrededor, ingresará al nido, compartirá más tiempo con otras personas, por ello la acción de cargarlo deberá disminuirse poco a poco y no tomarse como un hábito, ello no quiere decir que se le quitará el derecho de sentirse querido. Acariciarlo, abrazarlo y demostrarle amor, fortalece su autoestima y hará que sea una persona competente y feliz.