Si bien es recomendable que los niños a medida que crecen tenga una mascota, muchas de ellas suelen ponerse hostiles, cuando en una pareja se presenta la llegada del bebé.
Se debe a que hay ciertas características en algunas razas, que se vuelven agresivas sobre todo porque llegaron antes que el pequeño y al igual que a un niño le provoca ciertos celos, por eso es necesario prepararlos de antemano para cuando llegue nuestro primer hijo.
Esto se puede llevar a cabo una vez que el bebé nace y se encuentra todavía en la maternidad, donde podremos traer una prenda con el olor del bebé para que el animal la olfatee, y una vez que traigamos al pequeño a casa, será nuestra obligación presentarlo, permitirle bajo nuestro cuidado que se acerque evitando que toque su carita o su cabecita, porque puede ser un poco torpe.
De ésta manera se podrán evitar los celos, así como también resultará muy efectivo no dejarlo de lado y en el olvido, dándole el mismo trato que tenía antes, sobre todo en el caso de la reciente madre, quién cada vez que pueda deberá hacerle mimos para no despertar su instinto celos, ya que no es conveniente transformarse en padres sobreprotectores delante del animal.
El único cuidado que hay que tener es que el animal no ingrese a la habitación del pequeño, no porque le vaya a causar daño intencionalmente, sino que en su afán por jugar con el niño puede lastimarlo, voltear la cuna, y herirlo sin querer
Fuente:guiadebebes