Los niños deben tomar mínimo entre cinco y siete vasos de líquido diario para mantenerse hidratados, mejorar su concentración y evitar consecuencias en caso de diarrea. Pautas.
Jugos, malteadas, agua, leche, yogur… todo es válido para mantenerse hidratado. Pero son los niños los que deben ingerir bebidas con más frecuencia que una persona mayor, debido a que su peso corporal es menor que el de un adulto y pueden perder líquido con facilidad.
Además, porque la diarrea es una de las enfermedades más frecuentes de los chiquitos, que los hace deshidratarse a través del vómito y las deposiciones. Existen niveles de deshidratación (desde leve hasta severa) que pueden aliviarse con medidas sencillas, pero que si no se tratan alterarían todo el organismo e incluso producirían la muerte.
Aunque todos los líquidos son adecuados para hidratarse, existen bebidas que se debe evitar consumir con frecuencia como las gaseosas, por su alto contenido de azúcar, que puede llevar a la obesidad.
Maxime Buyckx, director del Centro de Nutrición y Ciencias de la Salud del Instituto de Bebidas para la Salud y el Bienestar, quien estuvo de visita en Colombia, explica que la educación que les brinden los padres a sus hijos es esencial para ayudarles a alternar y escoger las bebidas indicadas. Es ideal elegir bebidas naturales como jugos y agua. Sin embargo, se ha demostrado que los niños consumen 50 por ciento más líquido cuando estos tienen sabor. Por eso se les pueden ofrecer leches saborizadas, por ejemplo.
¿Qué y cuánto?
Ángela Camacho, miembro de la Sociedad Colombiana de Pediatría, aconseja que los niños coman al día cinco veces en pequeñas porciones. Una de estas ingestas debe estar acompañada por líquidos o alimentos semilíquidos, como las papillas. Pero cuando realizan mucha actividad física es necesario suministrarles bebidas con mayor frecuencia; de igual forma antes, durante y después del ejercicio. De esta manera el cuerpo responde a las exigencias de la actividad y repone lo que se pierde con esta.
Los pequeños deben consumir aproximadamente cinco vasos al día si tienen entre 1 y 3 años; si están entre los 4 y los 8 años, deben aumentar la ingesta a siete u ocho vasos, recomiendan expertos del Instituto de Bebidas para la Salud y el Bienestar de EE. UU. Aquí también cuentan las sopas, la leche e, incluso, frutas, verduras y cereales, que tienen en promedio 65 por ciento de agua como contenido, señala Buyckx. Cuando faltan los líquidos, puede presentarse cansancio y fatiga; pero en los niños las consecuencias pueden ser mucho más graves, como la deshidratación, que puede requerir hospitalización.
Pasando a seco
Generalmente, la diarrea y el vómito son las principales causas por las que los bebés pierden líquido. Para evitar que pase a un grado mayor, cada vez que el niño haga una deposición o devolución, debe ofrecérsele una bebida; si se trata de un niño menor de seis meses, solo necesita leche materna.
Un estudio realizado por el grupo de investigación Grastrohnup (Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica) de la Universidad del Valle y la Universidad Libre, en el Hospital Infantil Club Noel de Cali, reveló que las madres no suelen manejar con eficacia la alimentación durante la manifestación de la diarrea.
Carlos Alberto Velasco, director de la investigación, miembro de la Sociedad Colombiana de Pediatría y presidente de la Sociedad Latinoamericana de Gastroenterología Pediátrica, asegura que el principal error de las madres es quitarles la leche materna: “Es una creencia en la que piensan que diarrea es igual a leche”. La pediatra Ángela Camacho asegura que la lactancia materna es un factor protector que favorece la recuperación de los pequeños.
“Se recomienda fraccionar la dieta; si un niño recibe 20 minutos de cada seno, le damos solo 10; menos cantidad, pero aumentando la frecuencia”. También existe la creencia popular de que los bebés necesitan agua para estar bien hidratados. Los expertos sugieren que antes de los seis meses el único consumo de alimento para el bebé debe ser el pecho de su madre; se necesitaría agua solo cuando vive en un ambiente con una temperatura mayor a los 40°C. Debe ofrecérsele en vasos o con jeringas nuevas, para evitar que adquieran infecciones por la falta de higiene.
A los niños mayores de 6 meses se les pueden ofrecer jugos, que se van ingresando a la dieta progresivamente: primero, los dulces como guayaba, pera, manzana y durazno, sin azúcar. Solo se le deben dar aquellos que el niño ya ha empezado a consumir y no ofrecerle un alimento nuevo durante la enfermedad. Para evitar vómito se recomienda dárselo con cuchara o jeringa.