sábado, 3 de septiembre de 2011

Guia infantil y mas: Cuando come todo el día



Si un niño entre los 2 y 3 años de edad quiere comer todo el día y parece nunca estar satisfecho, esté alerta. Esta ansiedad incontrolable puede ser el síntoma de un problema de salud o llevar al pequeño a la obesidad.





Los niños tienen diferentes gustos y hábitos alimenticios. Algunos pequeños entre los 2 y 3 años se alimentan con las cinco comidas básicas que requieren para su desarrollo (desayuno, media mañana, almuerzo, onces y comida), mientras otros manifiestan un deseo incontrolable de comer.






Aquellos infantes con apetito insaciable deben estar bajo el control de sus padres, pues el deseo de ingerir alimentos de forma permanente es una señal que el cuerpo envía para anunciar que algo está mal.





Aunque esto se presenta en pocos casos, sí es claro que el consumo elevado de harinas o dulces produce ansiedad; si el niño come un pan, al momento querrá otro y así, sucesivamente, transcurrirá el día. También puede ocurrir con los dulces.





Ansiedad como alerta

Según la pediatra Lina Osorio, la ansiedad en los niños de 2 y 3 años puede ser síntoma de hipertiroidismo o diabetes.





En ambos casos, el niño puede sentir hambre constante y esto hace que, incluso, poco después de haber desayunado o almorzado quiera ‘picar’ nuevamente y empiece a consumir una elevada cantidad de alimentos.






En estos casos es indispensable llevarlo al pediatra para que se le realicen los exámenes necesarios, se identifique la falla en su sistema y se inicie un tratamiento adecuado con su edad.





Riesgo de obesidad

Si el niño presenta ansiedad constante, puede correr el riesgo de convertirse en un pequeño obeso.





En este caso, influyen los hábitos alimenticios que se tengan en casa, al igual que antecedentes familiares, pues en muchos casos hay obesidad en la familia y el menor puede haber heredado este problema.





Cuando come sin parar y tiene ganas de ‘picar’ entre comidas, con el tiempo gana peso y es posible que sobrepase los límites para su edad y talla.






Esto llevaría a un problema de obesidad y sería necesario iniciar un tratamiento sustentado en un cambio de dieta. Los padres deben, entonces, dejar de lado la creencia de que los niños gorditos son los más saludables.





De acuerdo con la pediatra Osorio, los niños con sobrepeso tienden a cansarse demasiado cuando corren o hacen ejercicios propios de su edad y a enfrentar otro tipo de problemas de salud que necesitarán tratamiento médico.





¿Cómo evitar y controlar la ansiedad?

Para evitar que los niños coman sin parar y tengan una buena alimentación, la nutricionista Bibiana Rojas sugiere establecer horarios de comida y servirles alimentos que les proporcionen los nutrientes que requieren, es decir, proteínas, minerales y vitaminas.





La idea es que los niños tengan cinco comidas al día, con las cuales cubran el total de nutrientes.






Los horarios de las comidas sugeridos son:

* Desayuno: entre 7 y 8 de la mañana.

* Medias nueves: entre 9 y 10 de la mañana.

* Almuerzo: entre 12 del día y 1 de la tarde.

* Onces: de 3 a 4 de la tarde.

* Comida: de 6:30 a 7:30 de la noche.





Estos horarios acostumbrarán al niño a comer a esas horas y evitarán que quiera ‘picar’ todo el día, disminuyendo así el consumo de alimentos en paquete, dulces, bizcochos y similares.






La dieta ideal

Estos son los nutrientes esenciales en cada una de las cinco comidas:

* Desayuno: siempre debe tener una bebida láctea (avena, yogur, kumis, colada, vaso de leche), una harina (galleta, pan, tostada, arepa) y una proteína (huevo en sus diferentes preparaciones). Este puede reemplazarse ocasionalmente por una porción pequeña de queso.

* Media mañana: una fruta, un lácteo y, en lo posible, una harina (torta o bizcocho).

* Almuerzo: las sopas son poco recomendables pues en su preparación suelen perderse los nutrientes. Es mejor darle seco y al final una porción pequeña de sopa.





Este debe tener dos harinas en porciones pequeñas (arroz y una papa), carne y verduras (en preparación variada) y jugo. Enséñele a su hijo a tomarlo después de las comidas y no al mismo tiempo.






Según la nutricionista Rojas, si el jugo se consume a la par con los alimentos secos, se arrastran nutrientes y el cuerpo no logra asimilar lo suficiente. Este es un hábito que el menor debe adquirir a temprana edad.

* Onces: una porción de fruta o una bebida láctea.

* Comida: un plato muy parecido al del almuerzo pero en porciones más pequeñas.





Si con estas cinco comidas el niño insiste en ingerir más alimentos, aumente sus porciones de carne y verduras en las comidas principales (almuerzo y comida).





Otro alimento que puede agregar, pero que no es muy común, es una fruta, un jugo o una bebida láctea cuando el niño está a punto de acostarse. Eso sí, evite darle tetero y si le ofrece bebidas, que sean en vaso, pues a esta edad el niño ya debe dejar el biberón.
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